A José le encantaba contar historias, era el chico con más creatividad y carisma que alguien puede llegar a conocer, siempre tenía algo nuevo qué decir, personajes nuevos para presentar. A todos en su colegio les gustaba escuchar a José narrar elocuentemente, era un absoluto 10 en lengua y literatura.
Nunca nadie preguntaba, jamás se le ocurrió a alguien indagar sobre cómo era la familia de José. Era el número 11 de una docena de hermanos. El amor de su padre por José lo llevó a marcar una dura preferencia entre sus hijos; lo único bueno de la vuelta a casa era que su padre siempre lo esperaba.
Un día su padre le dio un regalo especial, la mejor chaqueta que cualquier joven podía desear, seguro que sería la envidia de todos, ¡y así fue!. Esa noche José tuvo un sueño, fue muy raro, era muy parecido a ese otro sueño que ya le había contado a sus hermanos; ésta vez el sol, la luna y 11 estrellas se postraban ante él. A partir de ahora ya nada sería igual.
Aquellos que debían cuidarlo, lo dejaron desamparado, José sufrió el rechazo, la traición, el abandono. ¿Qué debo hacer? se preguntaba una y otra vez José. Agobiado por el dolor de su destrozado corazón, trabajó y trabajó hasta ser el mejor. Pero una vez más la traición y difamación lo golpeó.
Ahora José estaba encerrado y se preguntó ¿Qué debo hacer? su única opción fue dar lo mejor, para ser una mejor versión de sí mismo. Todos a su alrededor se asombraban de su sabiduría, de su serenidad, de la esperanza guardada en su corazón.
Pero ya José no soñaba, y los sueños que una vez estuvieron tan vivos en su corazón, hoy ya no los recordaba. El tiempo lo llevó a pensar en los demás, ya sus sueños no eran tan importantes, ahora buscaba que otros vivieran sus propios sueños.
Este cambio de actitud lo llevó a la libertad, lo puso en un lugar de honor, y justo cuando menos lo pensaba, pero en el momento que era más necesario, se encontró viviendo los sueños inmortales que Dios colocó en su corazón. José se negó a ensuciar su corazón con odio, rencor y venganza, opto por dejar que las circunstancias lo hicieran una mejor persona. Y ya estaba listo para disfrutar de su destino con total libertad.
QUE LOS SUEÑOS QUE DIOS PUSO EN TU CORAZÓN SEAN AVIVADOS, QUE CADA PROCESO POR EL QUE HAS PASADO TE LLEVE A ESTAR JUSTO EN EL CENTRO DE LA VOLUNTAD DE DIOS. NO RENUNCIES A TUS SUEÑOS, NO DESISTAS DE ELLOS, A SU DEBIDO TIEMPO EL QUE PROMETIÓ CUMPLIRÁ.
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