Nadie sabe lo que hay dentro de cada persona, solo Dios conoce eso. No podemos conocer lo que hay detrás de cada sonrisa, lágrima, rebeldía y/o amargura; cada persona tiene su propia lucha, cada persona tiene una realidad diferente, una historia propia.
Solo Dios puede ver lo que hay en los corazones y solo Él puede revelarlo, no para avergonzar, sino para sanar y restaurar. Considero que mi trabajo no es juzgar y condenar, soy de los que arruinan, destruyen y derriban las obras de maldad, y sanan, restauran y edifican el diseño de Dios.
Cuando Dios revela una verdad oculta o un misterio escondido en el corazón de otra persona, es para que su luz resplandezca y su reino gobierne allí. Mientras el día del juicio de Dios llega, nuestra encomienda es reconciliar a la gente con Él, acercarlos a su perdón, y eso solo es posible a través del amor, nunca del miedo o condenación, el amor es la única forma de entender y vivir el libre acceso al trono de Dios a través de Jesucristo.
A unos les corresponden las calles, los hospitales, las cárceles, a otros les corresponden los templos. Sí, tanto adentro como afuera, es necesario sembrar amor y perdón. TODO el cuerpo es importante, no solo lo que se ve (manos, piernas, brazos, espalda), sino lo que no se ve (corazón, hígado, páncreas), TODO tiene una función vital y lo que no se ve le da vitalidad y fuerza a lo que se ve. Nunca menosprecies a alguien por la función que cumple, y no te menosprecies a ti mismo por la función que Dios te ha encomendado.
SI YA CONOCES A CRISTO QUIERO DECIRTE QUE ERES PARTE IMPORTANTE DEL CUERPO. Y SI AÚN NO LE HAS ABIERTO TU CORAZÓN, TE INVITO QUE LO HAGAS, PORQUE EN ÉL TIENES VIDA ABUNDANTE Y UN PROPÓSITO ETERNO. QUE SU DISEÑO SEA ESTABLECIDO EN NUESTRAS VIDAS A TRAVÉS DEL ESPÍRITU SANTO.
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