Muchos de nosotros no somos conscientes de cuánto daño podemos hacer a otros. Nuestras palabras, acciones, aun esos comentarios que hacemos a espaldas de los demás pueden causar heridas muy profundas.
Vivimos en un mundo donde si me lastiman yo lastimo, si me engañan yo engaño, si fueron malos conmigo yo seré mala también. He escuchado gente decir "es que tiene que aprender" y de esa forma justifican sus malas acciones. ¿Y saben qué? yo también he estado en ese lugar, pensándolo bien, muchas veces levanté el dedo acusador, en ocasiones fui la voz que lastimó a algún corazón.
Pero sinceramente he llegado al punto en mi vida donde he decidido ser de los que extienden la mano, de los que ponen la otra mejilla, de los que en la actualidad se llamarían tontos. He descubierto que para ser feliz solo tengo que enfocarme en la superficie blanca e ignorar ese insignificante punto negro que quizás daña el panorama.
Quizás no podemos cambiar a los demás, pero sí puedo cambiar en mi interior; Dios me enseñó que sí es posible, con su ayuda muchas cosas en mí han cambiado, y algunas otras están en proceso, con otras todavía no hemos empezado. Siempre habrá alguien que lastime y haga daño, con o sin intensión, pero solo yo le doy el poder a esa persona para afectar mi corazón.
Hoy, puedo decir que la gente extraordinaria es aquella que a pesar del dolor, las heridas y los fracasos deciden crecer en bondad, aquellos que tienden la mano aunque nadie los haya ayudado, los que aman aunque hayan sido engañados, los que regalan sonrisas cuando los hicieron llorar, los que perdonan cuando fueron traicionados. La gente extraordinaria es la que escoge hacer lo bueno porque es su esencia y no las circunstancias las que los definen.
¿Qué tipo de persona eres? ¿Qué tipo de persona serás?
Debemos ser amables con los demás porque todos tenemos nuestras propias batallas.
SÉ EXTRAORDINARIAMENTE BONDADOSO (A)
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