Lo que te quiero compartir hoy lo escribí hace un tiempo, y sinceramente lo pensé mucho antes de compartirlo, pero creo que es necesario, espero te ayude a encontrar la luz de esperanza en medio de la oscuridad de las circunstancias.
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"Dios no es bueno solo algunas veces, Él es bueno todo el tiempo. Soy consciente que le temo a las alturas, siento vértigo y me siento muy insegura, completamente expuesta y vulnerable. Espiritualmente estaba allí, al borde de un abismo, decidiendo si permanecer o lanzarme, mi consejera en ese momento era la culpa y la culpa no es buena consejera, ella te hace creer que la gracia no es para ti, porque Dios confió en ti y tú le fallaste, entonces te dice: "¡No hay nada más qué hacer! ¡Lánzate!
Cuando abrí los ojos estaba cayendo en picada, en un abismo que parecía no tener fondo, en un abismo llamado pecado, malas decisiones, frustración, enojo, dolor, heridas, todo aquello que un cristiano no debería hacer, sentir o vivir. A veces el liderazgo es un lugar muy solitario, y automáticamente creí que debía ser perfecta, podía hablar de algunos problemas y luchas pero no podía hablar de la profundidad oscura que había en mi corazón.
He visto como etiquetan a otros y sé que no podía dar un paso en falso, porque la etiqueta duele y ya había mucho dolor y carga. Todo esto y mucho más estaba en mi mente mientras caía en picada. Creía estar bien porque pensaba en la personas, hacía todo lo posible por ayudarlas, pero resulta que la forma correcta de amar a otros es amando primero a Dios.
En un momento me dije, este es el fin, no existe la gracia para mí, no la merezco, soy tan infiel, la gracia y la redención son para aquellos que llegan por primera vez, aquellos que tienen derecho de equivocarse porque recién inician, no para mí, yo sé cómo deben ser las cosas, yo entiendo, sé decidir entre lo bueno y lo malo, y escogí mal, en fin fui mi juez y mi verdugo.
Pregunté, sin ninguna oración eficaz ni prolongada, fue más un pensamiento ¿hay una nueva oportunidad para mí?, creo que esa expresión ni siquiera se había hecho pensamiento cuando me encontré con la mano bondadosa de Dios sosteniéndome, y en la palma de su mano todavía estaba escrito mi nombre, me encontré con su bondad, como esa mujer adúltera se encontró con la bondad de Jesús cuando la querían apedrear, o como cuando Pedro, después que Jesús resucitó, se encontró con la bondad de Dios preguntándole si lo amaba (redimiendo así su culpa).
En ese momento llegó el arrepentimiento, ese que le da paso a la restauración de Dios en tu vida. El verdadero arrepentimiento se produce cuando nos encontramos cara a cara con la bondad de Dios. Y aquí estoy empezando un nuevo proceso de restauración, entendí que soy débil no solo porque me faltan fuerzas o porque estoy cansada, soy débil porque yo misma puedo ser la causante de mis caídas, porque no importa todo lo que haya vivido o aprendido, en ésta humanidad sigo siendo vulnerable y Dios por medio de Jesucristo me ha concedido un lugar seguro donde puedo ser libre y ese lugar es junto Él, en la palma de su mano.
¡No! no lo he logrado, ni cerca estoy, pero sigo luchando con sus fuerzas, ¡un día a la vez!
TODOS TENEMOS UNA NUEVA OPORTUNIDAD, TODOS NOS PODEMOS ENCONTRAR CON SU BONDAD"
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Espero que mi experiencia te ayude a encontrarte con la bondad de Dios en tu vida, porque está disponible para todos. Y si necesitas conversar lo que no te atreves a hablar por temor a etiquetas te recuerdo que hay gente que está dispuesta a escucharte sin juzgarte, con el único propósito de ayudarte realmente a ser quien debes ser en Dios.
Con todo mi cariño,
Yelena :)
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